LA TORRE DE BABEL

Según la Biblia, en el relato del capítulo 11 del Génesis, hubo un hombre llamado Nemrod, el cual quiso construir una enorme torre que pudiese llegar hasta el cielo. Este hecho era contrario al propósito de Jehovah quien para evitarlo confundió el lenguaje de toda la gente que estaba allí para impedir que siguieran construyendo la torre, y así los esparció sobre la faz de la tierra. Por eso la torre quedó con el nombre de Babel que significa confusión. La primera vez que fui visitado por los Testigos de Jehovah escuche este relato que durante muchos años fue para mí un enigma ya que la Torre de Babel a la que hace referencia el texto del Génesis estuvo situada en la llanura de Shinear, donde el Dios-Yahvé, al ver lo que intentaban, obstaculizó sus planes y al quedar incapacitados de trabajar de común acuerdo, los constructores abandonaron la empresa y se dispersaron en diferentes direcciones por lo que la torre quedo inconclusa dentro de la ciudad llamada Babel o Babilonia. Hasta aquí la leyenda del castigo divino de la diversificación de las lenguas se inscribe igualmente en la nostalgia de una época en donde supuestamente todos hablaban un lenguaje común que aseguraba la paz y la comprensión y es aquí cuando el libro del Génesis arranca con una contradicción cuando dice: "cada una de las tribus de Noè tenía su propia región y su propia lengua". Pero la leyenda de la torre reposa sobre una realidad. Existía en efecto en Babilonia una construcción de varios pisos, llamada zigurat de acuerdo al vocablo babilónico, de origen desconocido y que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar (625-605 AC), fundador de la dinastía caldea. Esta construcción se llamaba Etmennanki, "la mansión de lo alto entre el cielo y la tierra" y una inscripción que data de ese tiempo señala: "Marduk me ha ordenado colocar sólidamente las bases de la Etmenanki hasta alcanzar el mundo subterráneo y hacer de este modo que su cúspide llegue hasta el cielo". En otra inscripción, de los tiempos de Nabucodonosor, se precisa que la decoración de la cúspide estaba hecha de "ladrillos de esmalte azul brillante, es decir, adornada del color del cielo, perfectamente adaptado para dar la impresión de que el edificio se perdía en el azul infinito y en este mismo relato pueblos de distintas procedencias, que por lo tanto hablaban lenguas diferentes, trabajaron en la construcción del edificio y esto no parecía ser un obstáculo para su construcción, de manera que Nabucodonosor afirma. "A todos los pueblos de numerosas naciones yo los obligué a trabajar". Por otro lado muchos estudios actuales como el de el doctor Quentin Atkinson del Departamento de Psicología de la Universidad de Auckland, Nueva Zelandia y que aparece publicado en la revista Science menciona categóricamente que las lenguas que se hablan en todo el mundo provienen de un lenguaje común que surgió en África, es importante destacar que investigaciones genéticas han demostrado que el primer humano se originó en ese continente hace 50.000 años. En este estudio el científico menciona que el lenguaje primitivo africano tiene un efecto fundador ya que los dialectos que contienen más fonemas se hablan en África y los que contienen el menor número de fonemas se hablan en América del Sur y en las islas tropicales del océano Pacífico ya que estas regiones del mundo que fueron colonizadas más recientemente. Por lo tanto no hace falta encontrar un origen mítico sobre el origen de los lenguajes, porque las poblaciones se aíslan, los dialectos divergen y van acumulando variaciones que con el paso del tiempo mostrando diferencias entre los lenguajes. Si Yavhé era un Dios omnisciente hubiera sabido que los hombres acabarían desistiendo al ver aquella labor era muy complicada e imposible por lo que no era necesaria una acción para evitar una cosa que nunca podría suceder…



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